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Desde las primeras sociedades siempre ha existido la necesidad de buscar el equilibrio entre el libre ejercicio de los derechos y libertades de los ciudadanos y los hechos incívicos o delictuales, con el objetivo principal de mantener la pacífica convivencia y la seguridad ciudadana. Para tales fines actúan como garantes las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FFCCSS), asignación que viene determinada a nivel normativo.

Para dar cumplimiento a esta ardua y difícil tarea los cuerpos policiales deben estar correctamente formados, preparados para dar respuesta, de forma idónea, a las necesidades que vayan surgiendo, intentando que estas respuestas sean las adecuadas.

Un elemento esencial del que disponen y que caracteriza la labor de las FFCCSS para llevar a cabo sus funciones, es el “uso de la fuerza”. Fuerza que será necesaria aplicar en algunas situaciones y que el agente de la ley debe tener claro cómo utilizar. Por el contrario no encontramos un desarrollo normativo que deje claro y sin ningún género de duda como se debe usar esa fuerza para que encaje en los límites marcados por la ley.

 

De ahí, y debido a la importancia de la formación en el uso de la fuerza, desde la Federación Internacional de Seguridad y Defensa Personal y Artes Marciales-FISDPAM, se adquiere un compromiso con los distintos cuerpos de seguridad, creando un Departamento específico de Intervención Operativa, con el fin de dotarlos de un sistema de garantía que cubra su necesidad. Nuestro sistema es META (Métodos Técnicos de Autodefensa), un sistema sencillo, de fácil asimilación, flexible y abierto, en constante evolución y adaptación, que tiene como referencia la investigación científica y el encuadre normativo, un sistema “al alcance de todos”.

La Intervención Operativa son procedimientos que utilizan los profesionales de la seguridad en cumplimiento de sus obligaciones. Tienen en cuenta tanto el marco legal como las normas operativas específicas de su unidad.

Las limitaciones establecidas legalmente así como las obligaciones, hacen que la aplicación de la fuerza sea extremadamente difícil y meticulosa, siendo necesario un escrupuloso uso de la misma, en momento, forma e intensidad.

Las situaciones en las que se ve obligado a actuar un agente de la autoridad no son las mismas que las de un ciudadano, por lo tanto, necesita de “herramientas específicas” para esto.

En la FISDPAM, nos formamos con el método creado específicamente para ello, de mano de un policía que trabaja a diario en situaciones comprometidas y de riesgo.

Este sistema es META (Métodos técnicos de autodefensa).

Dirección técnica

Miembro del Cuerpo de Policía en activo, adscrito a una Unidad de Intervención, con más de veinte años de experiencia.

Graduado en Derecho y Licenciado en Criminología, Diplomado en Especialización Profesional en Ciencias Policiales.

Profesor Asociado del IVASPE (Instituto Valenciano de Seguridad Pública y Emergencias).

Creador del Sistema META (Métodos Técnicos de Autodefensa-Policía).

Instructor de Defensa Personal en centros educativos. Sistema propio, denominación SAI, Sistema de Autodefensa Infantil. (La Defensa Psicológica).

Instructor de Defensa Personal Femenina, (Formación en Autodefensa para mujeres Víctimas de Violencia de Género, Autodefensa para menores en situación de riesgo).

Instructor de seguridad, defensa personal y artes marciales de la FISDPAM.

Director técnico/Instructor del sistema META (Métodos Técnicos de Autodefensa-Policía).

Formador de Instructores del Sistema META.

Su formación en defensa tiene un amplio recorrido, desde la obtención de varios cinturones negros en distintas disciplinas (Kick-boxing, Jiu Jitsu y Kobudo), hasta la práctica de sistemas como Aikido, Krav-Maga, KFM(Defensa Personal y Bastón) y BJJ.

Cuenta con una amplia formación especializada en utilización de equipos de autodefensa,  Gestión del Uso de la Fuerza y medios técnicos de intervención, adquirida durante su  trayectoria profesional.

Sus inicios como docente se remontan al año 1992, donde se inició como formador en deportes de contacto.

Desde el año 2009 hasta la actualidad ejerce como instructor de autodefensa policial, tanto en centro privados pertenecientes a distintas Federaciones como en organizaciones sindicales policiales o instituciones oficiales (Ayuntamientos o IVASPE).

El método

Es importante a la hora de presentar el Método que se propone desde la Federación Internacional como sistema de Intervención Operativa, hacer un breve repaso sobre los factores que han provocado la evolución de la autodefensa policial. Factores de suma importancia, a los que no se les podía dar la espalda si se quería dar respuesta y cumplimiento a los objetivos exigidos por la sociedad.

Debemos hacer un estudio propio de política criminal, y tomar como punto de referencia la herramienta principal que la legislación atribuye a los cuerpos policiales, “el Uso de la Fuerza”. 

El primer factor a tener en cuenta es el cambio normativo que se produjo a partir de la aprobación de la Constitución Española, siendo distintos los procedimientos que habilitaban las funciones policiales en la fase preconstitucional a los actuales que deben ajustarse a unos principios más rígidos,  exigiéndose que nuestras intervenciones en el uso de la fuerza sean necesarias, idóneas y proporcionales. No menos importantes fueron los cambios en la legislación penal, de enjuiciamiento criminal y de Seguridad Ciudadana.

El segundo factor fueron los cambios sociales, apreciándose un rechazo hacia los cuerpos policiales de determinados colectivos. La creación de bandas o grupos de distintas nacionalidades. El aumento cada vez más temprano del acceso a las drogas y la evolución tecnológica. Así como el aumento del uso de armas en los enfrentamientos.

Como tercer factor a tener en cuenta y no menos importante es la evolución en el estudio científico piscofisiológico del cuerpo ante la agresión. Evolución que nos permite saber y conocer como reaccionamos cuando nos sometemos a una situación de alto estrés en el que, posiblemente, la vida esté en juego.

Teniendo en cuenta estas variables no podíamos seguir engañándonos y seguir practicando sistemas de defensa tradicionales adaptados, supuestamente, al trabajo policial. Debíamos evolucionar y ser críticos con lo que hasta la fecha habíamos practicado. Era importante, atendiendo a los factores antes mencionados, parar y empezar de cero, entender que es lo importante y a qué debemos prestar atención.

Tradicionalmente hemos aprendido cualquier sistema de defensa o arte marcial con la explicación del maestro, sistemas que con el paso de los años dejaron de ser herramientas de defensa personal para pasar a prácticas deportivas, con tiempos, reglas y árbitros. Y desde ahí se adaptaban, las que se creían más convenientes, al trabajo de los policías. Siendo tremendamente frustrante ver que en la realidad mucho de lo que hacíamos no servía para nada, escuchando la frase típica de “esto luego no sale en la calle”. De la misma manera se exigía un nivel técnico elevado, con programas muy largos y que para poder llevarlos a la práctica debían pasar muchos años.

Nosotros hicimos ese parón y estudio crítico y reflexivo hace años, empezando, en nuestro laboratorio particular, a depurar y rechazar lo que veíamos que no servía. Empezamos a analizar qué nos exigía la calle, cómo se comportaban las personas con las que interveníamos, como reaccionábamos antes agresiones sorpresivas, que efectos o reacciones sufría nuestro cuerpo, y llegamos a la conclusión de que necesitábamos algo que fuera fácil, de asimilación rápida e instintiva, que sirviera aun en situaciones de elevado estrés, y que se adaptara a la legislación vigente.

Sabíamos que nuestro método tenía que estar encuadrado dentro de unos márgenes legales, respetando en todo momento los principios COP con respecto al uso de la fuerza.

Aprendimos que pasa en el cuerpo cuando las pulsaciones se disparan, cuestiones como la visión de túnel, exclusión auditiva, la pérdida del habla, los movimientos involuntarios del cuerpo, la visión en cámara lenta, incluso la relajación de esfínteres, la individualización de la amenaza, etc…, basado todo en la investigación científica.

Estudiamos el lenguaje no verbal, dándole la importancia que se merece, analizando gestos de la cara, tensiones en extremidades, movimientos corporales, muecas,… A la vez no parábamos de entrenar y llevar al tatami las experiencias de la calle. 

Nuestro método ha sido el empírico, de prueba y error. Así hemos llegado a las siguientes conclusiones, hemos adaptado las técnicas a los comportamientos y no al revés. Las técnicas seleccionadas las interiorizamos para convertirlas en reacciones instintivas y que aparezcan cuando trabajamos en “piloto automático”, sin exigir mucha precisión, permitiéndonos ejercer un control sobre la persona evitando lesionarnos y lesionar. 

Tomamos como referencia la Ley de Hick:

“Cuando aprendemos habilidades y las incorporamos como memoria muscular o respuestas en piloto automático, es importante que el número de éstas sea el mínimo, y que nos permita resolver el máximo de situaciones”.

Nuestro programa  no es excesivamente largo, intentamos que con poco se de respuesta a mucho, hemos intentado que desde el primer día el alumno saque provecho a su entrenamiento, que el siguiente turno de trabajo ya lo pueda poner en práctica si es necesario.

Huimos de lo deportivo y de un sistema en concreto, habiendo elegido lo que mejor se adaptaba a nuestro concepto, consiguiendo trazar un círculo que engloba un inicio y un final de la intervención, teniendo en cuenta las escaladas y desescaladas de la misma.

Nuestra metodología es explicar de forma razonada y argumentada el porqué se hacen las correspondientes técnicas, qué queremos conseguir con ellas, buscando que el alumno lo entienda y lo interiorice, motivándolo a cuestionarse las cosas y a ponerlas en común, a evolucionar.

Basamos el aprendizaje en principios, como la adaptación, la fluidez, la observación, la comunicación, la anticipación, la visualización…. Se trata de un sistema abierto, en constante evolución, lo que hoy nos vale mañana es posible que no.

Intentamos que el alumno adquiera un control elevado sobre sí mismo, que se conozca y conozca sus reacciones y limitaciones, que tenga confianza, que sepa “enfriar” las situaciones, como dice el autor Kevin GILMARTIN en su libro “La Supervivencia emocional”, “Sabiendo como dominar y gestionar las reacciones, a menudo contraproducentes del cuerpo, muchos más guerreros tendrán la entereza para simplemente evitar el combate”.

Formación en Intervención Operativa - META

El programa formativo consta de tres niveles técnicos y la formación de Instructores Especialistas en Intervención Operativa -META.

El primer Nivel es el más importante, es la construcción de una base fuerte que nos permita realizar nuestro trabajo con seguridad. Buscando desde el primer día el entendimiento de los principios de la intervención,  la asimilación de posiciones, distancias y el reconocimiento de comportamientos y reacciones, tanto propias como de la persona con la que se interviene, dando respuesta a las mismas con los distintos procedimientos aplicables. Con la obtención de este grado alcanzaríamos el equivalente a un Cinturón Verde.

En este segundo Nivel y partiendo de la consolidación de lo aprendido en el anterior, se busca el desarrollo de competencias más específicas, la perfección y ampliación de los principios de la intervención, alcanzando un nivel técnico global y un amplio abanico de recursos con los que enfrentar la intervención y el uso de la fuerza. Con la obtención de este grado alcanzaríamos el equivalente a un Cinturón Marrón y la posibilidad de formarnos como instructores de META y graduar hasta el Nivel I.

Al alcanzar este Nivel el agente ya obtiene un grado de perfección y competencias elevado, siendo capaz de dar solución a todo tipo de situaciones, de forma individual, en binomio o guiando y coordinando un grupo. Su nivel de conocimiento técnico y de las reacciones y comportamientos le permitirá realizar su servicio con un estado óptimo y de control de estrés. Con la obtención de este grado alcanzaríamos el equivalente a un Cinturón Negro y la posibilidad de formarnos como instructores de META y graduar hasta el Nivel III.

Programa del curso

Los instructores colegiados de la FISDPAM, que además cuente con la ACREDITACIÓN DE INSTRUCTOR ESPECIALISTA EN INTERVENCIÓN OPERATIVA sistema META (Métodos Técnicos de Autodefensa-Policía), podrá impartir la formación arriba citada y otorgar los grados cuando se complete el plan formativo.

Podrá impartir cursos relacionados con los distintos cuerpos policiales a las entidades que lo soliciten, así como asesorar en esta materia en distintos organismos con el aval de la Federación Internacional de Seguridad, Defensa Personal y Artes Marciales -FISDPAM.

El requisito para poder especializarse como Instructor de META (Métodos Técnicos de Autodefensa-Policía), es superar la formación de especialización que se da en la Escuela Nacional de Instructores, esta formación le permitirá formar a grupos en esta disciplina.

Para acceder al curso de especialización deberá haber alcanzado como mínimo el NIVEL II y haber obtenido el Título de Instructor en Seguridad, Defensa Personal y Artes Marciales otorgado por la Federación Internacional de Seguridad, Defensa Personal y Artes Marciales -FISDPAM, a través de su escuela federativa ENI.

En el primer módulo encuadraremos el uso de la fuerza dentro de las distintas disposiciones que afectan a la misma. Realizando un repaso sobre la legislación Internacional y Europea,  deteniéndonos y profundizando en la legislación nacional, doctrina y jurisprudencia, buscando de forma detallada la legitimidad y los principios que la sustentan.

En este segundo módulo analizaremos históricamente y de forma superficial los orígenes y sistemas de lucha hasta la actualidad. La situación actual. Los sistemas de defensa utilizados por las FFCCSS. Centrándonos en el sistema META como opción.

En este tercer módulo desarrollaremos una parte importante de la formación policial destinada al aprendizaje de la interpretación y conocimiento del lenguaje NO verbal, al estudio del movimiento del cuerpo y su condicionamiento en la intervención. Igualmente se tratará el Lenguaje verbal como defensa y herramienta de negociación. Factores influyentes en la intervención física, trabajo individual, en binomio y en grupo. Evaluación de riesgos y el entorno.

Dedicaremos este último módulo a la parte psicológica y fisiológica, aprendizaje y reconocimiento de las reacciones del cuerpo ante el estrés de combate. Al reconocimiento de las emociones, la fortaleza mental y la respiración táctica.

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