Competición Deportiva vs Defensa Personal Realista.

Hasta hace poco tiempo, he sido muy reacio a la competición, viéndolo como algo incompatible con la defensa personal realista. Desde que empecé a entrenar con  Francisco Javier Fernández Valdés (maestro de Yoseikan Budo) y aprendido algo de sus enseñanzas (ver artículo: Mi experiencia en Yoseikan Budo), he comprendido el valor de tal herramienta.

Para el entrenamiento de defensa personal basada en la realidad es importante la práctica de ciertas técnicas, las cuáles si se aplicaran a velocidad o fuerza real, podría suponer graves daños o incluso la muerte del adversario, por lo que la aplicación de este tipo de técnicas no pueden comprobarse en una competición, por lo menos a modo completo (potencia). Estas técnicas se denominan en algunos deportes como “técnicas prohibidas”. Por este motivo es por lo que algunos creen que practicar lucha con determinadas reglas es un pérdida de tiempo.

¿Qué es lo que me ha hecho cambiar mi percepción respecto al deporte de combate?

Hasta ahora sólo tenía la versión de los clubes dedicados 100% a la competición y que dejaban de lado el arte marcial tradicional y la parte práctica de la defensa personal. Clubes en que la única versión del arte marcial que practicaban era la del reglamento de competición. Para mi era evidente que con las limitaciones de un reglamento de competición, en la calle estás perdido, pues técnicas muy importantes se prohíben por ser peligrosas pero que en un conflicto real son las que pueden salvarte la vida.

El método que aplicaba Valdés, utilizando la competición como herramienta y como forma de expresión de un arte marcial, me hizo dar un giro de 180º en mi forma de percibir la competición deportiva.

Esto es lo que aprendí con Francisco Javier Fernández Valdés:

La competición es una herramienta de comprobación de ciertas capacidades adquiridas en la práctica del Arte Marcial. Pone a prueba lo aprendido bajo unas normas que garanticen la seguridad de los practicantes y además añade el factor inoculación de estrés, ya que el competidor pone en práctica sus habilidades adquiridas en un escenario de no colaboración por parte del adversario y además éste puede golpearle, estrangularle, inmovilizarle o lo que sea que recoja el reglamento. Se fomenta el autocontrol, pues todas las acciones de ataque y defensa deben corresponderse en forma e intensidad a lo marcado por el reglamento, convocatoria y modalidad deportiva.

En este video, el autor  explica los beneficios de la competición deportiva comparándolo con los entrenamientos de defensa personal.

Con todos estos pros que te da la competición, sería una pena no poderlo aprovechar para mejorar la propia capacidad de defensa.

Podríamos deducir que la cuestión entonces es la forma de utilizar esta herramienta (la competición).

Para el entrenamiento de defensa personal realista, el “problema” de la competición es la especialización, es decir, practicar sólo competición deportiva y sólo de una modalidad o deporte. En este caso se pierden otra serie de elementos del entrenamiento basado en la realidad que pueden ser muy perjudicial para su formación.

¿Habría alguna forma de poder beneficiarse de los beneficios de la competición si perder la esencia de la defensa personal?

Para beneficiarse de lo bueno de ambos mundos es necesario un cambio de paradigma.

1.- No debemos de abandonar jamás el entrenamiento de defensa personal realista, continuando con la práctica de todas las técnicas y tácticas del sistema con seguridad.

2.- Al mismo tiempo debemos utilizar la competición como herramienta de entrenamiento y perfeccionamiento de las distintas capacidades base de nuestro sistema (timing, potencia golpeo, adaptación, autocontrol y gestión de estrés…) y como evaluador de nuestros logros.

Además, no se trata de elegir el deporte de contacto más completo, como podría ser MMA, sino de poder competir a veces en uno y a veces en otro pero sin dejar que nos absorba, es la cantidad de tiempo que dedicamos a cada entrenamiento lo que puede marcar la diferencia.

Es increíble la cantidad de información que podemos sacar después de participar en una competición. Se pueden sacar conclusiones como: “me falta velocidad en los ataques”, “no me desplazo de manera eficaz”, “me canso mucho”, “me ha faltado sparring”, “se me olvidan las técnicas”, “no tenía suficiente autocontrol”, “mis golpes apenas afectaban al adversario”.  Y la parte mejor: a partir de ahora entrenaré….

Cuando hablamos de utilizar la competición, nos referimos a la competición deportiva en general, es decir, debemos de cambiar de manera periódica de tipo o modalidad de competición, adaptándonos a nuevas reglas y limitaciones y nunca especializándonos en un reglamento en particular.

Esto quiere decir que probablemente no seremos los mejores en la competición para la cual nos presentemos, pues no nos especializamos en ella, ¿estás dispuesto a pagar el precio?.

El objetivo último de la competición no debería ser ganar sino poner a prueba nuestro entrenamiento, exponer nuestras debilidades para luego sacar conclusiones y mejorar nuestro entrenamiento. Vivir la experiencia.

La competición en realidad es parecido a lo que podemos (y debemos) hacer en un buen entrenamiento de defensa personal realista; por ejemplo, luchar contra un adversario teniendo un brazo herido, lucha con luces apagadas, lucha a cuatro patas, lucha contra dos adversarios, lucha con armas diferentes, lucha en la que solo valen patadas, lucha en la que no está permitido golpear , etc…

No debemos confundir buenos entrenamientos, en el que introducimos los factores anteriores,  con la competición. La diferencia está en que en  la competición se magnifica todo: el estrés soportado, la falta de colaboración del adversario, la incertidumbre del resultado…y el adversario no colaborador.

El Reglamento de CCC-INL Deportivo va en sintonía con todo lo expuesto anteriormente, pues contempla hasta el momento 10 modalidades de combate, diferentes entre sí y que además son lo suficientemente flexibles como para que, de convocatoria a convocatoria, cambiando o añadiendo ciertos elementos, no permitan al deportista especializarse sino obligarle a entrenar de manera completa.

En un próximo artículo veremos en que consiste el Combate Cuerpo a Cuerpo en Intervención no Letal Deportivo.

Francisco Javier Fernández Lobato.

 

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